La ingeniera en Sistemas de Información Micaela Mulassano, graduada de la UTN San Francisco, analizó su paso por la casa de altos estudios y su crecimiento profesional, y afirmó que “el ingeniero es una mina de oro, a la gente no le puede ir mal estudiando ingeniería, la demanda es mucha y no va a caer sino a aumentar, tenemos todas las herramientas para crecer y para aportar a la sociedad”.
“Se puede vivir de la Ingeniería sin necesidad de algo extra, las actividades extras que hago son solo de capacitación. Por ejemplo ahora estoy haciendo un posgrado en la Facultad, que la UTN hace dos años atrás becó a un grupo de chicos para que hagan un posgrado y nos dio la posibilidad de poder hacerlo acá en la ciudad, hoy ya lo estoy terminando. Otra de las actividades extras es participar en los grupos de investigación de la Facultad lo que me permite estar en constante actualización con la tecnología ya que uno como ingeniero no puede dormirse o estancarse en esos aspectos sino la tecnología te pasa por arriba”, dijo la joven profesional, de 28 años y oriunda de Brinkmann.
Mulassano, graduada en 2013, aseguró que “no hay necesidad de buscar otro trabajo extra, ya hay suficiente en el ámbito de la Ingeniería para explotar y trabajar, a veces desearía tener más tiempo pero bueno, uno tiene que elegir una rama, seguirla y explotarla. Y a todos aquellos que no saben si arriesgarse o no los invito a arriesgarse, animarse a probar para ver si es lo que quieren, como lo hice yo en su momento, yo me animé a probar y me gustó, capaz yo hoy me estaría arrepintiendo de no haberme arriesgado, no perdés nada, la Facultad es pública, no hay que hacer una gran inversión para probar y te sacas la duda de si es o no lo tuyo”.
“Yo creo que aproveché al máximo todo lo que me dio la Facultad, viajes a congresos, a empresas, a las olimpiadas de deportes, pasantías, grupos de investigación, deportes, etc. y a modo de agradecimiento estoy dando clases ad honorem, al margen de que me gusta mucho la docencia”, agregó.
Esta joven ingeniera creó en 2014 su propia empresa junto a dos colegas, luego de trabajar en una firma de software y de realizar trabajos de modo freelance: “En 2010 empecé a trabajar por mi cuenta, el trabajo freelance es una de las herramientas que tenemos los ingenieros en Sistemas que es muy cómodo porque nos organizamos en el tiempo libre que tenemos. Trabajé con esa modalidad hasta recibirme. Y después, en el inicio del 2014, abrí una empresa de software con dos colegas más que estamos llevando adelante en la actualidad “INALTA”, nos dedicamos exclusivamente a la ingeniería de software. No solamente en la ciudad de San Francisco sino en todo el país, Buenos Aires, Rosario, Morteros, etc. Las empresas nos contratan para realizar desde el desarrollo de un proyecto de software completo hasta para soporte y mantenimiento de los sistemas, como así también para prestación de servicios de testing. La idea es crecer como empresa en San Francisco, es una zona en donde hay mucho trabajo y solamente hay que sentarse y explotarlo.
“Con 28 años, liderando una empresa y tratando con clientes a nivel nacional, sé que a esto no lo pude haber logrado sin estudiar Ingeniería y sin contar con las herramientas que me brindó la Facultad, de no haber estudiado podría estar a cargo de una empresa pero exclusivamente de algo en lo que me haya capacitado específicamente, no podría ser algo tan amplio como lo es la Ingeniería de Software. Los logros obtenidos también son gracias a la experiencia adquirida en las pasantías, gracias a poder aplicar todas esas herramientas que nos brinda la carrera, relacionarse con los clientes te da la fórmula perfecta para salir y decir tengo todo para emprender, poner la propia empresa, plantearme mis objetivos y trabajar”.
Mulassano agregó que con su empresa “estamos teniendo muchísimo trabajo, estamos tratando de reclutar chicos de nuestra Facultad para darles la oportunidad de que vayan teniendo experiencia, es más, estamos trabajando con una alumna avanzada de nuestra Facultad dándole capacitaciones de las herramientas que usamos en el trabajo con futuro de integrarla al equipo de trabajo, y así ir reclutando más gente y darle la oportunidad de que no tengan la necesidad de ir a Córdoba o Buenos Aires a buscar trabajo. Además mi profesión permite tener un cliente de Brasil y estar sentada en el living de mi casa, hoy en día el trabajo y cada vez es más remoto, nosotros montamos una oficina por la necesidad de trabajar en equipo pero los clientes los mantenemos en contacto vía remoto”.
Al recordar su etapa de estudiante, la joven ingeniera explicó que “elegí estudiar en San Francisco por la cercanía, la comodidad de poder viajar todos los días me facilitaba el hecho de poder estar en mi casa y venir a estudiar. Al comienzo fue así para ver si realmente era lo que me gustaba. Terminé la secundaria en el Instituto Manuel Belgrano con el título de Bachiller en Economía y Gestión de las Organizaciones. Empecé viajando, las empresas de transporte te brindan la posibilidad de pagar menos el boleto, en la ciudad de Brinkman te bonificaban el 50% del boleto si venias a estudiar acá, facilitando el hecho de poder viajar todos los días”.
“Cuando empecé no estaba segura si me iba a gustar realmente, en realidad estaba interesada en Ingeniería Electrónica pero no me animé por el hecho de que eran todos varones. Primero hice el cursillo intensivo durante el verano y después me decidí por Ingeniería en Sistemas. Para el cursillo viajábamos todos los días con un grupo de chicos de Brinkman, y en el transcurso del cursillo decidí en qué carrera me inscribiría, y me incliné por Sistemas de Información, pensando que si no me gustaba me podía pasar a Ingeniería Electrónica. Entonces empecé Sistemas, la verdad me gustaba muchísimo, me sigue gustando muchísimo, así que ahí me quedé en esa carrera. Viajaba todos los días, venía a cursar y me volvía, allá en Brinkmann vivía con mi familia, básicamente lo que hacía era estudiar. Durante tres meses viaje todos los días, después se me dio la posibilidad de que junto con un grupo de chicas de Brinkmann también nos viniéramos a vivir a San Francisco, alquilando entre las tres se nos hacía más accesible y además se nos hacía más cómodo para venir a clases de apoyo, tutorías y hacer algún que otro deporte. Otra de las cosas que también nos gustaban eran los encuentros que se hacían dentro y fuera de la Facultad, donde se fue formando un grupo de amigos que te van conteniendo”, explicó la ingeniera.
Luego añadió: “En el transcurrir de los años de cursado, había materias que me resultaban un poco más difíciles, otras más fáciles pero era cuestión de sentarte, de estudiar con amigos, eso era muy agradable y lo que más te ayuda. En todo momento en la Facultad te brindan apoyo, tanto el docente como los auxiliares por lo que no se me hizo tan difícil el cursado de la carrera. Yo me atrasé dos años en tercer año pero en segundo año empecé a trabajar, haciendo pasantías en un comercio de computación acá en San Francisco, empezando con trabajos administrativos supuestamente, pero le primer día de trabajo faltó el técnico en computación y me preguntaron si tenía idea de cómo armar una computadora, yo le dije que sí, y ahí es cuando el primer día hice una prueba en lo que era Servicio Técnico y ahí quede. Trabajé durante un año y se buscaron a otra persona en administración”.
Más adelante, Mulassano señaló que “trabajar y estudiar me gustaba en el sentido del aporte que me daba, estar trabajando en el mismo ámbito de lo que yo estudiaba era como ir y venir entre teoría y la práctica, no me molestó el atrasarme dos años por esto de que iba y venía entre teoría y práctica. Después de ahí pase a una empresa de software, también bajo el régimen de pasantías que me ofrecía la Facultad y de la misma manera era ir agregando práctica nueva a todos estos conceptos que uno recibe en el aula, lo más importante es la relación con los clientes, que ninguna universidad te prepara para eso. Es algo que valoré muchísimo el haber trabajado en el transcurso de la carrera, siempre teniendo en claro mi objetivo que era el recibirme sin dejarme absorber por el trabajo”.
“También empecé en la Facultad dando clases de tutorías, como a mí me sirvió en los primeros años el aporte que daban los tutores, aposte a ayudar a los que en estos momentos están en esa situación. Una tutoría consta básicamente de un estudiante avanzado que apoya a un grupo de estudiantes de los primeros años, en cualquier tipo de materia, y en lo que pueda ser útil para los alumnos el poder ayudarlo en cualquier inquietud que tengan. Ahí un poco como comienza mi rol en la Facultad de ser ayudante de cátedra, me empecé a meter y gracias a una de las docentes, empecé a ser ayudante de una materia, Inteligencia Artificial, una materia de 5º año. Ya con el título de ingeniera en el año 2013, me tocó cubrir a la profesora titular en su licencia por maternidad y poder estar al frente de un curso junto con otro compañero, así es como hoy ya soy auxiliar de trabajos prácticos de la cátedra y pude dar comienzo a mi carrera académica”, agregó.