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Ingeniero Fabián Kranevitter, graduado de UTN San Francisco: "La Universidad me dio una forma de vida"

El ingeniero electromecánico Fabián Kranevitter, graduado de la Facultad Regional San Francisco de la UTN, aseguró que “la Universidad me dio una forma de vida”, y que “eso tiene que ver con la impronta obrera que tiene la Facultad desde sus orígenes”.
“La UTN es formadora de trabajadores, nace como la Universidad Obrera, y eso tiene mucho que ver con lo que me pasó, porque en definitiva si bien uno vio álgebra, análisis y todo lo demás, uno no puede decir que en lo cotidiano aplica toda esa teoría, pero eso ayuda a abrir la cabeza, a comprender ciertas cosas, y a formarse como profesional y como persona. Creo que me ayudó a llegar a muchos lugares, a crecer laboralmente, la Universidad siempre nos sigue dando a pesar que uno pase y se reciba”, afirmó Kranevitter.
Hijo de trabajadores agropecuarios, este profesional de 34 años llegó a San Francisco desde la zona rural cercana a la ciudad, a hacer el secundario en el Ipet 50. “Al principio era interno en el colegio y luego al ser un poco más mayor, iba y venía en moto a mi casa, que quedaba en la zona rural de San Francisco, cerca del casco urbano. Luego cuando comencé la Universidad tenía la necesidad de estar instalado en la ciudad y eso motivó a la familia a moverse a la ciudad”, explicó el ingeniero.
Al recordar sus primeros años como estudiante universitario, Kranevitter relató: “Empecé la carrera motivado por mis amistades, tuve muy buenos primeros años, siempre tuve la necesidad de trabajar, así que empecé a los 15 años en una rotisería, y a los 17 entré a una metalúrgica, hice una pasantía por unos meses, y ése fue mi primer trabajo en una metalúrgica. Después, en el primer año de la Facultad, trabajé por el Plan Primer Paso en la empresa de Jorge Carisio. Terminó ese plan y fui a trabajar en una fábrica de repuestos, donde hice mis primeras armas en máquinas de control numérico. Todo eso fue en primer año”.
“A fines de ese año –prosiguió- empecé a trabajar con Daniel Medina, con una relación laboral muy flexible que me permitía estudiar. Así que ingresé a segundo año y ya había aprobado todas las materias del primero, y ahí trabajé durante todo mi segundo año. Trabajaba mucho los fines de semana, estudiábamos mucho, y rendíamos todo lo que podíamos, y llegamos a tercer año sin deber ninguna materia de segundo. Eso fue espectacular porque permitió hacer otras cosas además de estudiar y trabajar, como participar en el Centro de Estudiantes. En segundo año empecé colaborando y después fui presidente del Centro mientras cursaba mi tercer y cuarto año”.
En relación a esa experiencia como dirigente estudiantil, el ingeniero comentó que “siempre me costó eso de presentarme frente a un grupo y hablar, representar una idea, vender una idea, y en el Centro de Estudiantes junto con la actividad política en la que fui creciendo, ya que participé como consejero en muchas oportunidades, me sirvió para crecer en el aspecto social, aprendí a relacionarme”.
“Por otra parte, cuando mi familia se vino a la ciudad yo era el único que tenía trabajo y un ingreso, el espíritu de mi familia siempre fue el del trabajo y la lucha, eso aprendí de mis viejos, mi mamá siempre se esforzó por el bienestar de la familia. En el Centro de Estudiantes y con mi participación política aprendí muchas cosas pero tuve que dejar de lado esa actividad por la necesidad que tenía de trabajar y de generar ingresos en mi familia”, indicó.
Y más adelante expresó que “durante el cuarto año de mi carrera, salí a trabajar más fuerte, dejé de darle tanta importancia a estar permanente al día con la carrera y más importancia a ganar experiencia laboral. Seguí trabajando de Medina hasta que me fui a Micrón Fresar, luego con Alejandro Bolatti, volví con Daniel Medina un tiempo, y luego trabajé a la empresa Iron de José Alessio. Esa fue la última empresa de la ciudad donde trabajé, estando ya en la última parte del cursado de mi materia. En el medio, en este último trabajo, hice una experiencia en el exterior gracias a la Universidad y me fui a México durante 40 días. Fui a integrarme a un cátedra de la universidad valle del Bravo, y a hacer una pequeña pasantía en una industria de la ciudad, en una empresa que se dedica a ensamblar”.
“Después de esas experiencias comencé a trabajar en la empresa Molinari, y allí estuve entre 2007 y 2011, con una pequeña pausa en el medio. La empresa se dedica a la comercialización de máquinas CNC, y comencé a trabajar allí como técnico, desempeñaba diversas funciones, capacitación en programación, reparación de máquinas, instalación de equipos, instalación de proyectos llave en mano. En 2007 ya hacía dos años que había terminado de cursar la carrera, la cursé al día, en cinco años, aunque me habían quedado algunas materias pendientes. Molinari es una empresa de Buenos Aires, tiene sucursales en Rosario y Córdoba, y yo trabajaba poco en San Francisco, viajaba mucho a la capital provincial, al interior de la provincia, a diversos lugares del país, participé de muchas exposiciones, hasta que se abrió una sucursal en Brasil y empecé a viajar allí, a colaborar con el servicio técnico en lo que podía hacer con mi modesta experiencia hasta ese momento”.
El crecimiento profesional de este graduado siguió avanzando, tal como él mismo lo relata: “En 2009 decidí hacer una pausa, dejé de trabajar unos meses, estudié y rendí. Me recibí y en agosto de ese año regresé a trabajar en la empresa como coordinador de servicio técnico en general, por lo cual me tuve que mudar en la ciudad de Buenos Aires. Allí estuve casi dos años, hasta que tuve necesidad de volver y al mismo tiempo nacían emprendimientos personales, entonces me volví a San Francisco y comencé con mi emprendimiento personal, MK Ingeniería”.
“Volví de Buenos Aires con la idea de asesorar a empresas en desarrollos especiales, diseños, y mantención de máquinas. Empecé a trabajar solo, mi hermana, Licenciada en Administración Rural, colabora conmigo en la parte administrativa, y yo en esos primeros años viajaba mucho para trabajar en toda la región y ofrecer mis servicios”, dijo, y luego continuó: “A mediados de 2012 estaba desbordado de trabajo y uno de mis hermanos varones que estaba trabajando para Molinari, tenía ganas de venirse y se sumó a mi emprendimiento. En ese momento viajábamos mucho a Rafaela a trabajar con una empresa de allá, y con ellos colaboramos en un proyecto particular para el Turismo Carretera, los asesoramos concretamente en temas de ingeniería, y así logramos acceder a maquinaria para nos sirven para hacer desarrollo propio”.
El relato de Kranevitter prosiguió: “En 2013 se vuelve mi otro hermano a trabajar con nosotros, poco tiempo después contratamos un empleado y hoy somos una empresa de cinco personas, cuatro en la parte operativa y mi hermana en la parte administrativa. Y paralelamente cuando nació este proyecto de trabajo con la empresa de Rafaela conocí a Belén, mi esposa desde hace cuatro meses”.
Finalmente el ingeniero destacó que “mi participación en la UTN comenzó en el Centro de Estudiantes pero nunca terminó”, ya que “actualmente soy consejero directivo y consejero superior, y hace muy poco tiempo tuve la oportunidad de sumarme como docente, así que estoy contento por la oportunidad de colaborar y sumar a la Facultad”.

ingeniero kranevitter



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