El ingeniero en Sistemas de Información Damián Capoano, graduado de UTN San Francisco, destacó que la responsabilidad de los profesionales técnicos en el desarrollo de un país consiste en “acercar las soluciones que brinda la tecnología al usuario común de la forma más simple posible y capacitarlos en su uso”.
El joven ingeniero recordó su formación profesional en la Facultad Regional San Francisco y destacó “el acompañamiento personalizado de los profesores hacia cada alumno, y la solidaridad de todas las personas que encontré, tanto docentes como no docentes y alumnos”. “Con respecto a lo profesional, tuve muchas oportunidades de ampliar los conocimientos con los cursos que se daban”, comentó Capoano.
Nacido en San Francisco, este joven ingeniero cursó sus estudios primarios en la Escuela “Bartolomé Mitre”, y el nivel medio lo realizó en el Colegio Superior “San Martín” y la Escuela Normal Superior “Nicolás Avellaneda”.
Al referirse a los comienzos de su vocación, Capoano explicó: “Empecé a hacer cursos de computación más o menos a los 10 años y quedé enganchado desde el principio, así que llegué a la edad de elegir una carrera con la vocación bien definida. Gracias a Dios encontré una carrera en esta ciudad”.
“Actualmente trabajo como programador en Nexo Soluciones, en la modalidad ‘home working’ y como freelancer. Las tareas que realizo son variadas: desarrollar sistemas desde cero o adaptar alguno existente, también migrar hacia nuevas tecnologías. También administro el sitio de la SEU junto con algunos colegas”, explicó Capoano, quien además se refirió a lo que debería incorporarse al proceso de formación académica para optimizar el futuro ejercicio profesional: “Me parece que los contenidos de seguridad de la información son importantísimos en la época en que vivimos”, añadió.
Finalmente el ingeniero en Sistemas de Información se dirigió a los jóvenes estudiantes que están cursando sus estudios universitarios en la UTN San Francisco, y expresó que “si están seguros de su vocación, que le den para adelante, no importa si les toma cinco, seis o diez años”.